Casa Sendra
01 - 04 - 2014

Una vez más las normativas que en muchos casos entorpecen el trabajo de muchas empresas y profesionales, han provocado tras nueve años de litigios con la Generalitat el cierre de Casa Sendra, considerada como la mejor elaboradora del mundo de la ¨Llonganissa de Vic¨ y con 165 años de presencia en el mercado. El origen del conflicto se originó cuando se creó la IGP (Indicación Geográfica Protegida) que  regula los criterios de elaboración, productos permitidos y la etiqueta. Desde 1928 Casa Sendra etiqueta sus productos con el distintivo «Llonganissa de Vic» y se apercibió a la empresa de que se adhiriera a la IGP para seguir utilizándolo. Pau Arboix, propietario, no aceptó al considerar que la marca «Llonganissa de Vic» puede ser adoptada por productores que no son de la comarca, se benefician de ello y pueden comercializar productos de baja calidad. A la Conselleria de Agricultura no le pasó desapercibida esta negativa y después de una inspección multó a la empresa con 30.000 €, requisó las etiquetas y se inmovilizó el género durante 105 días por no poseer el alta en la IGP. Arboix recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y la sentencia ha dado la razón a la Consellería. La opinión de Pau Arboix queda patente en 8TV, en la entrevista que Josep Cuní le realiza en el programa 8 Al Día. A partir de aquí surgen las valoraciones ante una victoria de los criterios administrativos de la Generalitat frente a 165 años de tradición y selección de productos, que han propiciado a Casa Sendra vender desde hace años a los mejores establecimientos gourmet del mundo. ¿Es posible que una normativa sin alma gane la partida al buen hacer?. Sería un error imperdonable que ante un producto tan acreditado como éste, la Administración no diera marcha atrás y provocase el cierre de una empresa sólo por la negativa de no acogerse a una norma creada 86 años después de que Casa Sendra empezara a utilizar en la etiqueta el término «Llonganissa de Vic». Y máxime cuando los estándares de calidad en la materia prima superan de largo a los recogidos en la norma. Al final, si el señor Arboix no cambia de opinión, Casa Sendra ya no producirá su Llonganissa y su tienda cerrara las puertas cuando se terminen las existencias. Una lástima, y todo por una denominación en la etiqueta.

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