

Durante los años en los que nuestros padres o abuelos vivieron tiempos difíciles, una lata de sardinas era un alimento económico y socorrido ante la falta de todo. Se convirtió en uno de los sucedáneos de varios alimentos frescos y despertó el interés de los coleccionistas de latas y etiquetas que en la década de los sesenta del siglo pasado fue un pasatiempo popular, también sucedáneo, en este caso de los coleccionistas de sellos, actividad reservada a los que se podían permitir algún dispendio.
Después pasó a ser una compañera inseparable de campistas, excursionistas e improvisadores de un comedor playero, presente sobre un mantel de cuadros, en aceite o con otros acompañamientos, siempre dejando a su alrededor su intenso olor, pero con unas propiedades alimenticias incuestionables.
Estas anécdotas han dejado marca en nuestra memoria y en la actualidad hemos transformado esa simple lata en un presente gourmet. Podemos adquirir una lata vacía que a modo plato contendrá exquisiteces varias, que satisfarán nuestro gusto particular y ofrecerán un aspecto sofisticado.
En esta receta os propongo una opción.
Ingredientes para cuatro latas:
Sardina ahumada 2 sardinas
Pimiento rojo escalibado 200gr
Berenjena escalibada 150gr
Cebolla escalibada 100gr
Vinagreta mostaza 80gr
Sal/pimienta
Elaboración:
Sardinas:
Limpiamos las sardinas del máximo de espinas que podamos.
Verduras:
Escalibamos la berenjena, el pimiento y la cebolla. Pelamos y cortamos en tiras. Reservamos.
Vinagreta mostaza:
Realizamos una mezcla al gusto de mostaza savora, miel y aceite de oliva. Emulsionamos y reservamos.
En la base de las latitas colocamos el aliñado de los escalibados con sal/pimienta y la vinagreta.
Coronamos con media sardina ahumada sin espinas. Decoramos con brotes.
Comenta