
La parte del lomo inferior y próximo a la cabeza del atún, guarda un tesoro gastronómico que conocemos como ventresca. Su textura y delicadeza proporcionan a nuestro paladar una delicia que destaca por un sabor más intenso que el resto de la carne de este pescado.
Los pimientos son el acompañante ideal del atún y están presentes en muchos platos. En muchas ocasiones el pimiento se rellena de atún, pero en esta receta están juntos y no revueltos, con el remate de la chalota, una cebolla pequeña muy utilizada en la cocina francesa, que aporta un sabor menos intenso que la cebolla común.
Para la presentación, en lugar de un plato, he utilizado una lata con una base de piedras de rio para ofrecer volumen y vistosidad, sobre las que iremos colocando el resto de los participantes de un plato que seguro gustará a nuestros comensales.
Ingredientes:
400 gr de ventresca de atún
1 lata de pimientos del piquillo
200 gr de chalotas
Hojas de albahaca fresca
Sal/pimienta
Aceite de oliva
Elaboración:
Abrimos una lata de pimientos del piquillo y los confitamos muy lentamente en aceite de oliva. Una vez bien confitados, los retiramos y los marcamos a la brasa.
Blanqueamos las chalotas y a continuación las confitamos en aceite de oliva hasta que estén muy cocidas. Las colamos y reservamos.
En el momento de servir, marcamos la ventresca con sal y pimienta por las dos caras dejando su interior un poco crudo.
Cogeremos una lata y pondremos piedras de rio en el fondo para dar volumen. Sobre las piedras colocamos la ventresca escalopada, las chalotas confitadas, los piquillos y las hojas de albahaca.
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