En una de las entradas a este blog ya os hablé de lo que considero como algo muy «peligroso» y que sucede cuando llegan los postres a la mesa. Siguiendo el contenido de esa reflexión, la presencia del postre de esta receta ya lo dice todo y su poder de seducción es indiscutible.
Además, acompañado de las muchas leyendas y realidades sobre cómo afecta el chocolate a nuestros sentidos, nuestra salud o simplemente nuestra glotonería.
Colores, sabores y esa presencia es la que os propongo.
Ingredientes:
Micro bizcocho:
Clara de huevo 300 grs
Harina de almendra 60 grs
Puré de frutos rojos 100 grs
Azúcar 50 grs
Maicena 25 grs
Crumble 300grs
Fresas 50 grs
Moras 12 unidades
Cremoso de chocolate blanco:
Leche 250ml
Crema de leche 250 grs
Yema de huevo 100grs
Chocolate blanco Medio kilo
Manteca de cacao 50 grs
Vainilla Una rama
Elaboración:
Bizcocho micro:
Mezclar todos los ingredientes y triturar. Llenar el sifón y reservar en nevera un mínimo dos horas.
Cremoso:
Calentar la leche y la crema de leche junto con la vainilla. Infusionar 24 horas.
Colar y llevar al fuego. Añadir las yemas y llevar a 84 grados. Fundir el chocolate junto con la manteca de cacao.
Añadir el chocolate a la crema inglesa emulsionando con túrmix.
Dejar reposar en nevera 24 horas.
Montaje:
Hacemos una cama de crumble y sobre ella colocamos unas quenelles de cremoso de chocolate.
Llenamos un vaso de plástico con agujero y cocinamos el bizcocho en micro. Desmoldamos y desmenuzamos. Colocamos las frutas y las porciones de bizcocho entre el cremoso jugando con los colores.