Engañar a la vista es una condición humana que siempre nos acompaña y utilizamos frecuentemente. A esta actividad la RAE denomina Trampantojo, definida como «Ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto a lo que en realidad ve», que básicamente podríamos identificar como un paisaje pintado en una superficie que parece una imagen real. Su versión en la cocina es sorprender al comensal y conseguir un plato con ingredientes que simulen productos diferentes a lo que son, cautivando a la vista y cumpliendo con las expectativas de los sabores a descubrir.

Esta técnica proviene de la antigüedad clásica, iniciada por los griegos en el momento en el que empezaron a representar espacios arquitectónicos o figuraciones no existentes en la realidad, como las del pintor Zeuxis que emuló un racimo de uvas tan realista que los pájaros intentaban picotearlo, o las de los romanos que imitaban en los frescos de sus viviendas elementos arquitectónicos y ornamentales. Llegados al Renacimiento y más tarde al Barroco esta práctica, basada en la perspectiva y la proporción, cobró mucha más fuerza, manifestándose en las decoraciones de yeserías, capillas, balcones, ventanas, columnas, paisajes y multitud de elementos que seguramente hemos observado en nuestras visitas a grandes mausoleos.

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En la actualidad podemos observar muchos ejemplos de trampantojo en los muros de edificios que artistas talentosos han transformado en auténticas obras de arte, que además de tapar ladrillo u hormigón, consiguen embellecerlos.

Leído lo anterior, vamos a realizar nuestra obra de arte con esta receta, emulando a los artistas que trabajan la ilusión óptica, aunque en este caso sea con volumen y dedicado a nuestros estómagos.

Para el relleno del tomate:
200g de queso ricotta o requesón
8 hojas de albahaca fresca
3 filetes de anchoa
Sal/pimienta
Aceite de oliva
Elaboración:
Picar la anchoa y la albahaca.
Mezclar con la ricotta y condimentar con sal, pimienta y aceite de oliva. Hacer bolas de la medida de un tomate envueltas con papel film.
Reservar en nevera.
Para el baño de gelatina:
400 ml de agua de tomate
30 gr gelatina vegetal
100 ml almíbar
colorante laca rojo

Para hacer el agua de tomate escogeremos tomate rama rojo, lo cortamos en cuartos y le añadimos sal.
Reservar en nevera 12 horas. Dejamos escurrir otras 12 horas. Obtendremos un agua transparente con gusto a tomate.
Cogemos esta agua y mezclamos el resto de ingredientes. Calentamos ligeramente para disolver la laca.
Bañaremos las bolas de ricotta y reservaremos en la nevera.

Para la arena de remolacha:
200 gr harina
200 gr almendra polvo
100 gr de mantequilla
2 remolachas cocidas
30 gr de tinta de calamar
3 gr de sal

Elaboración:
Mezclamos todos los ingredientes y trituramos.
Colocamos en el horno a 170º durante 8 minutos.
Dejamos enfriar y pasamos por el túrmix ligeramente para obtener una arena. Reservar en frío.

Para el montaje del plato ponemos la arena en la base del plato y encima un tomate de ricotta.
Pondremos una rama de tomate por encima para ofrecer el efecto perfecto de tomate.

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